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Mostrando entradas de mayo, 2013

Cuántos kilómetros...?

¿Sabes cuántos kilómetros es necesario recorrer a pie, entre la jungla del Petén, para conocer el sitio arqueológico maya, primera ciudad Estado del continente, El Mirador? Pues ese dato, tanto como otra información relevante a dicho sitio arqueológico puedes encontrar en: Así Conquistamos El Mirador. Un e-book o libro electrónico disponible en el portal más grande de ventas.

La enorme morgue

Esta mañana, que desde mi lecho percibía ya como lúgubre y fría, extraña, me llevó a escuchar que también el habitual trino y jolgorio matinal de las aves era distinto. Sonaba melancólico, lastimero. Como arrastrándose pesadamente, lánguidamente, paulatinamente, hasta extinguirse por completo. Luego, otra ave se dejaba escuchar apenas, hasta que poco a poco también su débil trino cesaba. El frío realmente se percibía en el ambiente. Al no más asomar la nariz fuera de las chamarras se respiraba un aire seco y helado. Yo hubiera seguido metido entre nuestra tibia cama, junto a Lucía, de no ser por aquel inusual canto de los pájaros. Me obligaba a levantarme y ver qué sucedía. Más despierto y lúcido, aunque sumamente extrañado por el insólito fenómeno, sin causar ruido para no despertarla, me acerqué a la ventana para ver qué ocurría afuera. Sigiloso, corrí las cortinas y asomé mi cara por entre las viejas y maltrechas persianas. El cielo se percibía muy nublado. Nublado como de pur...

Piedad, imploro!!!

Gente, por favor, piedad. Piedad para mí, por favor. Dejadme vivir. Dejadme vivir en paz, imploro. Dejadme vivir a solas con ellas. Con las dos. No me pidan que abandone a una o la otra. Mucho menos intenten sugérirmelo sutilmente. No, por favor. Sería imposible para mí vivir sin ellas. Las amo. Yo mismo las forjé. Las hice. Paso a paso, segundo a segundo, minuto a minuto durante muchos y largos años. Así, por favor, no pidan que me separe de ellas, mucho menos que las abandone. Son mis compañeras desde que amanezco hasta que vuelvo a amanecer. Dejadme vivir, gentes, con mi locura y con mi fortuna. Son todo y lo único que realmente tengo. Dejadme vivir con ellas, en paz.

Colección de Cuentos de Colección

Ah, y también está disponible Colección de Cuentos de Colección. Una antología riquísima.

Así Conquistamos El Mirador

Hola. Hoy les comparto una narrativa documentada acerca de la aventura a pie, a través de la selva, para conocer el sitio arqueológico El Mirador. Un conjunto de pirámides, observatorios, depósitos para captación de aguas pluviales y canales para su posterior redistribución, altares y demás asombrosas construcciones de la civilización maya, ubicadas en la profundidad de la selva del Petén, al Norte del Guatemala, a donde únicamente puede llegarse en helicóptero o a través de una caminata de 2 días y casi 60 kilómetros entre un abrumador bosque milenario, pletórico de jaguares, monos araña, aulladores y demás. Los invito a leerlo, pues mediante su lectura conocerán mucho de esa impresionante ciudad maya que alberga la Danta, el friso de lo hermanos gemelos y, en su momento, la primera ciudad Estado en el continente americano. Pueden acceder a traves del portal de amazópn, buscando el título: Así conquistamos El Mirador, de este su autor. Saludos, desde esta tierra del quetzal, ...

El Escritor bendecido

¡Escritor...? ¿Cómo diablos piensas dedicarte a escribir sabiendo que no tenemos ni para comer? —fue la respuesta que Santiago obtuvo de su padre cuando le confesó su ilusión por dedicarse a las letras.   ¡Ya es hora que pongas los pies en la tierra y nos ayudes! Mira a tu pobre madre. Está a punto de morir... y vos perdiendo el tiempo con esos sueños de ser escritor. ¡Cuán insensato eres! — terminó de vociferar el encolerizado padre. ¡Pues bien, pondré los pies en la tierra, pero mi cabeza continuará pensando con que algún día seré escritor! —respondió el joven Santiago, esforzándose por disimular el desaliento que aquellas palabras le causaban. Con los ojos húmedos, vidriosos, y conteniendo un llanto que se desbordaba, se dirigió a su habitación. Iba triste... completamente abatido por aquellas duras palabras que echaban por tierra su inmenso deseo por dedicarse al maravilloso oficio de las letras; sin embargo, entre dientes, aceptaba que su padre tenía razón. Aquel o...