Sostenibilidad y Minimalismo
Sostenibilidad y Minimalismo
Hoy día es
imposible concebir una empresa que desatiende los conceptos de sustentabilidad
y minimalismo. Más allá de las sociedades en evolución, las empresas poco a
poco se han percatado de la enorme importancia y valor que los recursos poseen,
desde el capital financiero mismo hasta aquellos aparentemente insignificantes
como parecieran serlo un lápiz, una hoja de papel, un foco encendido sin
necesidad alguna y muchas actividades similares.
Sin embargo, en
esencia, la sostenibilidad a largo plazo tanto como el minimalismo han sido
conceptos de interés por parte de la humanidad desde tiempos remotos, principalmente,
aunque no excluyentemente, por los seres humanos más privados de recursos, los
multicarentes, quienes más por imposibilidad real que por ignorancia o carencia
de conciencia han tenido que vivir cuidando y apreciando los recursos en su
justa dimensión para asegurarse la diaria sobrevivencia a la vez que algún
plazo esperanzador de vida, casi tal cual hoy dichas rimbombantes palabras
pregonan.
Sin duda, el
insultante derroche y desperdicio de recursos observado durante el último siglo
como consecuencia de la ignorancia e indiferencia del ser por el ser, tanto
como por la abrumadora presión social por destacar y ser reconocido como alguien a cualquier costo,
principalmente a través de la obsolescencia planeada y la riqueza material,
finalmente tocaron fondo con la reciente crisis financiera mundial.
De tal suerte, en
la actualidad observamos el inusitado aparecimiento de programas de
concienciación para reducir nuestro consumo, cuidar los recursos no renovables
y retomar un estilo de vida de relación armónica con el Universo,
principalmente el medio ambiente, como única alternativa de asegurar no sólo el
ulterior desarrollo del ser sino la supervivencia misma de la humanidad.
Ha sido necesario un
punto de inflexión severo en el crecimiento de las corporaciones tanto como de nuestras
vanas aspiraciones para recordar aquellas palabras enunciadas en el lejano 1855
por el jefe indio Seattle, Gran Jefe de los Duwamish, al 14avo presidente de
los USA, Franklin Pierce, que entre otras dicen:
De una cosa estamos bien seguros. La tierra no pertenece al
hombre, es el hombre el que pertenece a la tierra. Todo va enlazado, el hombre
no tejió la trama de la vida; él es solo un hilo.
Lo que hace con la trama, se lo hace a sí mismo. Ni siquiera el hombre
blanco, cuyo Dios pasea y habla con él de amigo a amigo, queda exento del
destino común. Después de todo quizás seamos hermanos. Ya veremos.
De tal suerte,
quizá no sea necesario esforzarnos en evolucionar hacia estadios superiores
como seres humanos sino simplemente retroceder. Dar vuelta sobre nuestros
mismos pasos hasta el momento aquel en la historia en que nos olvidamos de
nosotros mismos, de nuestra naturaleza homo sapiens, y nos tornamos esclavos,
empeñando nuestra capacidad de reflexión.
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