E excelsa!!!
Él, el elegante emperador Enrique, El Errante, empuñando el espadín, estaba ensayando el ejercicio estrella en el escenario. Estando él en esas entró el enorme elefante, Efelante, el esplendoroso. El ejército entró entonces en estado emocional exaltado, entonando el entusiasta Espadas Estremecedoras.
El estruendo, el éxtasis, era entonces ensordecedor, ejemplar emblema etéreo en ese escenario excelentemente engalanado.
El enésimo emperador, embelesado, enaltecido, entonó entonces entre ese eufórico ejército el exquisito Espadas Escarlata. Eh ehm eh, ehm empezó entonando.
El espíritu emprendedor emergió en ese espacio especial, elevándose en empáticas espirales empoderadas en el etéreo espacio en ese entorno.
Ella, emperatriz Elena, enamorada, embriagada, embelesada, enarboló en el escenario el exquisito enjambre elaborado en Estambul, encendiéndolo en estroboscópicas esferas emergentes.
Él, emprendiendo el escape, escapó.
EExcelsa E. Especiales elucubraciones elaboradas
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