Colorín Colorado!!!
Y colorín colorado, este cuento de los cien cuentos ha acabado. Y aunque reconozco no todos son cuentos, una vez muchos son narrativas, otros, cuentos cortos, oraciones incluso algunos o capítulos de alguna noveleta otros, tal el caso de El Tren es una Fiesta, en sus capítulos I y II, todos son producto de mi imaginación. Ninguno de los tres niños en el tren existió, como tampoco la taberna de medio cerro, Emperador, Rebk o el colibrí de Antigua, entre otros más de cien personajes creados con los que me he deleitado y entretenido durante el periplo en mi mente, en mi imaginación. Imaginación misma a la que después de seis décadas avanzadas sin conocer el lado oscuro del humano al pie de la escalera tuve que recurrir de emergencia para evadir precisamente esa faceta oscura suya del humano incompleto. Del ladrón, del usurpador, del hijueputa aprovechado; a la vez que de ese otro lado de incompetencia, ignorancia y carencia de profesionalismo de algún güizache de quinto patio e...