viernes, 13 de septiembre de 2013

Palabras del autor: Diez Fumadas

Amigos, os comparto las palabras del autor de mi primer libro: Diez Fumadas.


Esta pieza, la cual me niego rotundamente a llamar libro, es producto de mi anhelo por convertirme en escritor; oficio que, según mi entender, me permitirá viajar alrededor del globo y más allá de las nubes, la luna y las estrellas, ya que siendo yo quien escribe, cual insignificante émulo de Dios, y si Él lo permite, podré elegir: desde el destino propiamente, hasta la hora de salida, los menús y los paisajes, mujeres bellas como ellas u hombres descarnados como nosotros, el momento de nacer y el momento de morir, el aroma de la tormenta de arena en Gobi y si Teresa le agrega apio, o no, al caldo de gallina que elabora para la infanta Margarita. En fin, obtendré total libertad para ir, venir, hacer y deshacer.

Soñar con tales poderes de la mente plasmados por la pluma, la máquina o el procesador me embriaga. Me maravilla.

Debo advertir también que la presente ha sido totalmente concebida y desarrollada por mí, particularmente sus errores y horrores, que son los que siempre resaltan en un trabajo individual.

Desde los relatos, la cubierta, el diseño en ella, el blanco y negro, el tipo de letra, el interlineado, la mecanografía, el orden, etc, etc hasta casi su impresión misma, son de mi total y absoluta responsabilidad, ya que como desconocido autor, cuando me avoqué a las editoriales del país adujeron, sin siquiera leer el material, que no ahora sino hasta el próximo año, sería que tomarían en cuenta nóveles autores.
Tomé entonces la decisión de hacerlo todo, en persona, casi sin ayuda alguna, incluso la venta y distribución, actividades en las que realmente no siendo muy ducho, hoy que esto escribo, considero que quizás esta no alcance a llegar a los estantes de las librerías de moda, sin embargo, intentaré todos los medios para que así sea y llegue a sus manos.

Cuando tomé la decisión de incursionar en esta fascinante y alucinógena profesión, creí que sería rápido y fácil, sencillo, elaborar textos desbordantes de imágenes y sonidos, de aromas y misticismo; sin embargo hoy, luego de varios meses sentado frente al procesador, me he dado cuenta que el trabajo es arduo, quizá imposible para mí, máxime cuando el mismo debe desarrollarse, como en mi caso, en las penumbras del engaño, ya que siendo que en mi familia, para arriba o para abajo, para un lado o para el otro no existe ni ha existido escritor alguno, la espontánea aparición de uno de sus miembros con este tipo de afición, inclinación o adicción, es vista fuera de contexto. Irreal.  -Vos, ¿escritor?- ha sido un reclamo constante. Por ello, finalmente opté por esconder el desarrollo de éste, hasta el día mismo de su publicación.
Además, es tiempo, suficiente ya, de emprender una aventura que me enriquezca el alma.

“Diez fumadas” no tiene un prólogo por varias razones. La primera, no quise molestar a los Borges actuales para hacerlo, ya que sería ostentoso de mi parte, al solicitárselos, emular a Carlos Argentino. Segundo: en verdad no tengo cuates de renombre, encumbrados sobre las letras, los cuales, según la moda desde hace años, serían los “in” para hacerlo. Y finalmente, si tuviera esa clase de cuates, con toda seguridad se hubieran excusado de mil y una formas para no prologar “Diez fumadas”.

De hecho, tampoco estuvo al cuidado de nadie, por lo que incluso los errores y horrores ortográficos también son, en su mayoría, mi responsabilidad. Algotros, tales como éste mismo, son intencionales. Pequeñas libertados que me he tomado.

Como autor, se supone que debería decir maravillas de esta; sin embargo, siendo franco y breve, lo maravilloso es que la tengas en tus manos y la leas. Ya si de la misma obtienes una ganancia, por mínima que sea, será gracias a ti y tu singular habilidad para sustraer algo hasta de las piedras mismas: felicitaciones.
Confieso que originalmente lo he escrito, y publicado, que es lo que realmente atañe, debido a dos razones, la primera, intentar justificarme a mí mismo, después de varios años, no haber realizado la tesis universitaria en la carrera de mercadotecnia, ya que el desarrollo de la misma me parece indignante, pues coarta la libertad del estudiante al tener éste que someterse a estrechos márgenes de quienes le “asesoran”, máxime en aquellas ciencias de la conducta, como lo es en esencia la mercadotecnia, la cual trata de la amplia, rica y diversa realidad poco comprensible del ser humano, en particular, y del mercado, mucho más comprensible, en general. (Debo advertir que no hay error, es más comprensible)

Se estudia, se lee, se vive: se aprende. Se aprende constantemente para gradualmente ir siendo más libre, y no para tornarse prisionero de mentes que, supuestamente en nombre de la academia, imponen como única verdad: la suya. Y es que, en la mayoría de los casos, las tesis universitarias evidencian más una obediencia ciega, o suma astucia en no pocos casos, que luz alguna.

La segunda razón para escribir “Diez fumadas” descansa en la acusación perenne de que he sido objeto en cuanto a soñador y fantasioso, por lo que en procura de aprovechar tales características de mi personalidad,, he decidido plasmarlos en blanco y negro y así, como cuentos a fin de cuentas, amén de expresar mi pensentir con libertad, pretendo realmente ser un hombre soñador y fantasioso que sueña convertirse, a fin de cuentas, y como ya lo he dicho con anterioridad, en escritor. Gracias a Dios.
Luego, como su título no lo advierte, esta pieza es una prueba. La primera de esta nueva aventura. Siempre me ha gustado probar: romper esquemas, incluso los del libro, la literatura y sus respectivos cánones. Y ya estoy trabajando en la segunda prueba.

“Diez fumadas” es una recopilación de mis sueños, fantasías y pesadillas que a lo largo de algún tiempo, y así quise ofrecerlo: natural y libre, sencillo, sin ataduras a reglas y lineamientos que ignoro quiénes establecieron y el porqué, pues lejos de fomentar el desarrollo de esta arte, aún sumamente primitivo en mí, por lo mismo, lo han circunscrito a un círculo pomposo, inalcanzable para nosotros los comunes. Aseguro que en un país analfabeta, en estos tiempos, eso no está bien.

Por ello mismo, aquellos que deseen encasillarme en algún estilo literario en particular, si es que llego a tal encumbramiento, mucho los agradeceré lo hagan en el de la libertad. Estilo libre, por favor. Como la lucha, como la natación, como el pensamiento, como el más valioso tesoro del mortal más pobre: la libertad.
Finalmente, deseo alentarle a que escriba, y después, publique lo que escriba. Por dos razones: una tendrá que soñar y fantasear, lo cual es bueno para el alma y el cuerpo, y dos, tendrá que reaprender a leer y escribir, lo cual es bueno para usted y el país.

¿Que de qué trata “Diez fumadas”?, pues de eso, precisamente.

Salud.      


PD: recuerde fumar mata, de cualquier clase, mata.

AÑOS DESPUÉS, GRACIAS A: "MERCADEO, LIBRO PLATINO", MI SEGUNDO LIBRO, Y PRIMERO ACADÉMICO, OBTUVE FINALMENTE EL TÍTULO DE LICENCIADO EN MERCADOTECNIA.