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Aquel viejo!!!

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  Hoy por la mañana, cuando aquel viejo más viejo que yo acariciaba con sus manos mis zapatos, lustrándolos por cinco pesos, y luego de haber caminado por aquel otrora verde parque de rosas y azaleas, entre sus palomas alborotadas y bajo frías gotas de lluvia, vinieron a mi mente aquellos capullos de antaño, cuando tomado fuertemente por la mano de mi madre recorríamos entre el gentío los alrededores de la catedral y las banquetas del mercado central. Hoy, Cuando aquel viejo más viejo que yo acariciaba mis zapatos por cinco pesos, vi cuán lejos mi vuelo en la vida y las ráfagas de viento a lo largo me habían arrastrado, y ahora, con esas gotas de lluvia, con esas palomas y con ese viejo más viejo que yo… acariciando mis zapatos, me devuelven a aquel lugar, 60 años atrás, cuando este viejo era apenas un muchacho y yo un chiris de pantalones cortos. Crecimos pues él y yo en las mismas calles, en los mismos recovecos del tiempo y del centro, y aunque sin darnos cuenta, sin duda su...

Se paró la fiesta!!!

 Por razones que no identifico, he trasladado últimamente mis garabatos a:  https://ocasodereflexiones.blogspot.com/ Los espero. Temática social, política, real.  Saludos.

El Tren es una Fiesta. Capitulo III

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Hola. Lo prometido es deuda, por lo que comparto ahora el que corresponde, luego de publicar los dos capítulos anteriores en su oportunidad. Recuerden, El Tren es una Fiesta.   CAPITULO III Luego del accidentado ingreso de aquellos, reaccioné, me levanté del sillón y me acerqué rápido a papá y al otro señor que ya estaba ahí, hincado al lado de ellos, ayudándolos. Uno de los niños se había golpeado la mano izquierda al caer dentro del vagón, y el otro, aunque ileso, se lamentaba de que la segunda mochila se hubiera caído y quedado en la estación. Ahí venía nuestra comida, decía con congoja. De inmediato sacó su teléfono celular y… no, nada que ver. Ni por asomo existían entonces. Solo es una pequeña broma, amigo lector. Pero papá sí sacó su pañuelo de la bolsa trasera izquierda de su pantalón, que era el que nunca usaba sino únicamente para emergencias, por lo que estaba totalmente limpio, sin mocos, y envolvió con él la mano herida del niño. Mamá dejó sentada a Vicky ...

Colorín Colorado!!!

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Y colorín colorado, este cuento de los cien cuentos ha acabado. Y aunque reconozco no todos son cuentos, una vez muchos son narrativas, otros, cuentos cortos, oraciones incluso algunos o capítulos de alguna noveleta otros, tal el caso de El Tren es una Fiesta, en sus capítulos I y II, todos son producto de mi imaginación.  Ninguno de los tres niños en el tren existió, como tampoco la taberna de medio cerro, Emperador, Rebk o el colibrí de Antigua, entre otros más de cien personajes creados con los que me he deleitado y entretenido durante el periplo en mi mente, en mi imaginación.  Imaginación misma a la que después de seis décadas avanzadas sin conocer el lado oscuro del humano al pie de la escalera tuve que recurrir de emergencia para evadir precisamente esa faceta oscura suya del humano incompleto. Del ladrón, del usurpador, del hijueputa aprovechado; a la vez que de ese otro lado de incompetencia, ignorancia y carencia de profesionalismo de algún güizache de quinto patio e...

El Tren es una Fiesta: capítulo II

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CAPITÚLO II Luego de transitar a lo largo de muchas calles desoladas y frías, apenas alumbrando el sol y sin más autos que el camión en que íbamos, llegamos a la estación central del tren. Era las siete menos cuarto de la mañana. Y aunque el sol se esforzaba por iluminar, una perenne llovizna que caía de un cielo marmóreo daba un toque gris y frío a la mañana, contrastando de sobremanera con mi corazón, que irradiaba ilusión, luces, colores y felicidad. ¡Alegría total! Papá vestía su pantalón caqui de viaje, que era el mejor que tenía, y camisa blanca de manga corta y sombrero. Aunque también llevaba saco, se lo había quitado y lo llevaba colgando sobre su hombro. Se había rasurado la noche anterior. Mamá iba linda. Con un vestido de ligero algodón, decían ellos, y que papá le regaló para su cumpleaños. Era blanco con muchas florecitas color mandarina y sus hojas verdes. Le llegaba debajo de las rodillas. Pero ella sentía frío aún, como yo, por lo que no se había quitado su sweater...

Melancolía!!!

Abrazos en el alma para toda esa gente que vive el adiós de los seres queridos; pero también, y doble, para los otros, los que se van.  Sí, para esa gente que de a poco se nos va, se nos escurre entre risas y llantos, se nos escapa entre alegrias y tristezas, entre olvido y alzheimer; entre miradas y preguntas que quisieramos no ver ni escuchar jamás, entre palabras que hieren y heridas mudas, entre demencia senil que apaga luces y baja el telón de esta obra de teatro llamada vida, cuando de comedia pasa a tragedia.  Y a ti, con tu cabecita de rayos de plata y sonrisa de niña que ya no me viste, un abrazo hasta el cielo. 

Otro final!!!

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Esto es extraño. Recuerdo haber estado sentado a la orilla de la fuente, en el jardín, en casa. Escuchaba el trino de la aves y el ulular del viento que a su antojo mecía las rosas y las flores de pascua. Sin embargo, luego, no supe más; solo aquella blanca y brillante luz que veía hasta allá, al lejano fondo de aquel pasillo, el cual finalmente recorrí en todo su largo para finalmente llegar a su final.  Ahora estoy acá, en una amplia sala llena de blanca luz; tiene un penetrante aroma a limpieza, a nuevo. Una mezcla entre cloro, amoníaco y plástico. Todo está reluciente. Pero de manera extraña no hay nadie y tampoco hay más que una mesa cuadrada al centro. No muy alta, quizás 40 centímetros desde el suelo. Sin sillas ni adornos ni ventanas.  Sin embargo, escucho algunos sonidos, aunque meramente mecánicos. Como que alguien trapea o barre, quizá jala alguna gaveta. No sé, no logro identificarlo con precisión. Un redondo reloj verde grande, muy grande, es lo único que cuelga d...