¿A la ficha?
José Luis Elgueta Jegerlehner
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A Luis, el gordo de la foto, de magnánima sonrisa y larga cabellera, poco le importaba su gordura. Kilos de más, kilos de menos, es lo de menos, decía a sus amigos en defensa de aquellas lonjas que se alojaban al rededor de su amplia cintura.
Le preocupaba, eso sí, su cordura. Aunque cuando se le preguntaba al respecto, no sabía responder con precisión si era esta en realidad la que le aquejaba o más bien lo era su locura, de la cual por cierto incluso a menudo presumía. Sin embargo, a sabiendas que la holgura entre cordura y locura no es más que un pelo de gato, se ocupaba más entonces en tratar de identificar cuál de las dos era la que en él requería cura.
Con la cordura debería someterse a los cánones de la sociedad, sacrificando con ello libertad, por ende, alguna felicidad; en tanto con la locura, sacrificaba aquella sociedad, y con ella: parte de su ser. La parte social de ser.
Así, Luis de pronto se vio resolviendo en su vida, como todo mortal en algún momento, un dilema similar al inmortal del parto del Bardo de Avon. O lo que es lo mismo, el parto de Shakespeare: el soliloquio de Hamlet: Ser o no ser. Aunque en este caso en particular: cordura o locura.
¿A la ficha?
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