Viva el 15!!!

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¡Qué viva el 15 de septiembre! gritaba la multitud de jóvenes en aquella plaza la noche del 14, poco antes de cuando el segundero del reloj atravesará por última vez ese día el 12 en su parte alta.

Otros grupos coreaban... 20, 19, 18, 17... contando la extinción de tales segundos, hasta cuando el 0 marcara en definitiva el albor del vitoreado 15 de septiembre.

Antorchas, trompetistas, una marimba por allá, muchísimos jóvenes ataviados de azul y blanco, otros portando algún quetzal de tela en su cabeza, un violinista, algunos en patines, otros en bicicleta y hasta alguien con acordeón, así como una docena de drones en las alturas, se daban cita en la plaza para festejar un año más de histórica independencia.

Por supuesto, ventas de chuchitos, tamales y paches, así como de buñuelos, molletes, enchiladas, roscas, churros, café y chocolate no faltaban, aunque también bebidas espirituosas y espirituales tal el atol de elote. 

Varias familias encabezadas por adultos acompañados seguramente de sus nietos se mezclaban entre la multitud, admirando la magnífica iluminación de los hermosos monumentos ahí asentados, desde la fuente hasta el palacio, pasando por la catedral.

A las doce en punto, sendos cañonazos de salva rasgan y estremecen los cielos y a la multitud, la cual festeja con alegría y derroche de energía, música, cantos y luces un año más de la independencia del país desde la Madre Patria: España, cuyos legados, desde el idioma, la escritura, edificios y monumentos así como comidas, bebidas, trajes y religión católica, que con los siglos se han incrustado en el patrimonio nacional, nos sentimos dichosos de conservar.

¡Guatemala feliz que tus aras...! se empieza a elevar hacia las alturas, hacia las estrellas, en donde la azul y blanco ondea hermosa de rato en su alto mástil, acogiendo a los guatemaltecos de bien. De trabajo, de estudio, de desarrollo.

Por fortuna, los políticos han dejado libre el espacio.  

Viva Guatemala, y salu!!!


  




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