Back to the...!
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS
Esa tarde, cuando salí de casa, de la ciudad, no pensaba volver jamás.
Sin un saco sobre el hombro, huía. Sí, despavorido, huía en búsqueda de suerte y una mejor vida. ¡De felicidad!
Decidido
por completo a marcharme para siempre, a desaparecer y no volver nunca a aquellas
paredes mudas, inmutables, a aquellas calles y calzadas rotas por baches y aquellos parques a
media luz y postes con musgo muerto y bancas de hierro corroídas y rotas por
el tiempo; a sus parajes de lluvia en penumbra y a su gente, ahora disminuida, que
a lo largo me había visto crecer y ahora languidecer, disminuido.
Exaltado y a toda prisa entré a la estación del tren. — ¿Dónde están los destinos? —pregunté nervioso
a quien anhelaba fuera el último mortal que podía ver.
Sin duda le asustaron mis ojos desorbitados —¿A dónde va? —
—No importa. Lejos. ¡A donde pueda ser feliz! —creo haber dicho.
—Ah, entonces, ahí, en frente!
—Gracias. —balbuceé apenas y me dirigí a en frente.
En ese instante pensé en el dinero. ¿Cuánto podría pagar? No
importa, lo más lejos posible. Hasta donde alcance.
Caminaba con certeza y decisión en mis pasos —Quiroga y Hemingway no se suicidaron, escaparon, huyeron… —reverberaba
en mi cabeza.
No distinguía bien los destinos, por lo que —maldita sea,
mis anteojos — y me acerqué. Ahí, a dos metros frente a mi vi y leí:
Tren 856 Destino 21
de abril de 1984
Tren 673 Destino 14
de julio de 1993
Tren 534 Destino 23 de dic de
1996
Tren 756 Destino 26 de feb de 2018
Sin saco sobre el hombro, caminé de vuelta hacia aquellas paredes mudas, inmutables, a aquellas calles y calzadas rotas por baches y a aquellos parques a media luz y postes con musgo...
Hermoso relato poeticamente escrito. Felicitaciones
ResponderEliminar