martes, 19 de febrero de 2013

El Tumbador, S. M. su historia: V parte

De tal suerte, las diversas fincas que hoy conocemos del municipio y que ostentan claramente nombres extranjeros, principalmente españoles, aunque no estrictamente, tales como Barcelona, Santa Elena, San Juan de Loarca, El Ferrol, España, Nueva Granada, Trinidad y El Rosario, y luego Mediodía, El Perú, El Escobillo, El Siglo, La Soledad, Lucita Linda, Costa Rica, Marilandia, Alabama, El Desengaño, Bola de Oro, La Aurora, El Faro, El Patrocinio, Hojarales, Monte Cristo, Nahuatancillo (única cuyo nombre guarda relación con la civilización Tolteca y su vocablo Nahuatl) y varias más, hasta las 59 oficialmente registradas hoy, seguramente tuvieron un enorme auge a partir de esa reforma de Barrios y el tratado mencionado.

Vale mencionar, sin embargo, que a pesar del paulatino arribo de inmigrantes al área durante la época, tal cual registra el paquete No. 14 de la Escribanía del Gobierno y Sección de Tierras, del año 1891, con el primer nombre extranjero en la zona: Guthber & Nowell, comprando la finca Carolina, en Tumbador, dicho arribo no fue masivo sino justo a inicios del siglo XX, principalmente por la crisis económica que entonces se vivía.

Y es que, efectivamente, el monocultivo que El Reformador impulsó, la pésima gestión administrativa durante las postrimerías del siglo XIX del gobernante Reyna Barrios tanto como la de su sucesor Estrada Cabrera y toda una serie de acontecimientos climáticos y geológicos, tal la erupción del Santa María en 1902, aunados a la baja de los precios del café en el mercado internacional (US$ 3.55, en 1903) vinieron finalmente a dar al traste con la economía nacional, lo cual llevó al país al borde de la quiebra y a no pocos finqueros nacionales a perder sus propiedades.

Por cierto, esto propició el desarrollo de cultivos alternos tales como el banano y la caña de azúcar.

Paulatinamente, muchas fincas fueron compradas a guatemaltecos por diversas empresas extranjeras durante esos albores del siglo XX. Principalmente, mediante el sistema de compra que ha prevalecido a través del tiempo en el campo, en el que poderosos capitales financian a productores invirtiendo en sus cosechas a futuro, las cuales luego compran y revenden, permaneciendo en el ínterin a la espera de crisis naturales cíclicas que impidan a dichos productores cumplir con las cosechas financiadas y sus pagos a deudas anteriores, con lo que pierden sus propiedades a favor de tales financistas.

Continuará...

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