Los ríos...!!!

El Michatoya, a su paso por las extensas planicies y cañaverales de Escuintla hacia el Pacífico, aunque satisfecho y orgulloso de sí mismo, corre calmo y lento, como si quisiera no hacerlo. 

Es un río luchador y victorioso que sabe de la tragedia, del dolor y del menosprecio, pues a diferencia del río San Juan, allende las montañas de Huehuetenango, por ejemplo, que nace desde las profundidades de la tierra como un manantial de aguas frescas, cristalinas y límpidas que, llenas de vida, desde cuando brotan dan vida y alegría a la tierra y su gente, este, el Michatoya, nace de un manto de aguas tristes y melancólicas, putrefactas; de lágrimas negras y mal olientes, a punto de morir. 

Él sabe que antaño, antes de su tatarabuelo, no era así; pero ahora, ante la incapacidad de muchos, la falta de interés del triple y la ausencia de educación en la enorme mayoría, debe acostumbrarse a vivir así, sucio y hasta despreciable a tramos. 

Acostumbrarse, sí, no solo a nacer de un pantano en formación sino, lo peor, a sobrevivir así a lo largo: ahogado en despojos y desechos de la civilización. 

Sí, a pesar de nacer desde un vertedero de basuras, de aguas negras y hasta de agüitas mágicas de miles de dólares: no es suficiente el daño, pues conforme recorre el cauce de su vida y se aleja de la "civilización", desde los sitios más insospechados va recibiendo más y nuevas alimañas, tantas como más de cien mil doscientos treinta y nueve, mismas con las que le obligan a nacer y luego a recorrer a lo largo de su cauce y de su vida.

Al mismo momento de nacer, ya moribundo, a lo largo del pueblo y del cañón que recorre durante sus primeras tres a cuatro leguas continúa recibiendo el castigo y el menosprecio del civilizado, y aunque de a poco se aleja de esos despreciables desarrollo y prosperidad para luego dejarse caer serpenteando entre montañas desde los 1200 metros hasta los 200, como intentado escapar, para su infortunio llega a otro bastión de la civilización donde recibe aún más despojos. Desde cepillos de dientes hasta bolsas plásticas, sin olvidar los cántaros, palanganas, chancletas y cazos con que la tal civilización, desde su ignorancia, continúa asfixiándolo. 

Sin embargo, luego de ese sufrimiento, de ese abuso y ese vilipendio a lo largo recibido, cuando finalmente termina de pasar por esa bacteria de civilización finalmente puede agradecer, desahogarse y soltar sus lágrimas, sabiendo lo peor ha pasado, ya que a pesar de la basura que consigo aún carga, siente y sabe que todavía le queda algo de río y pronto se recuperará por completo.

De tal suerte, ahora va calmo, sereno y lento, y aunque pensemos que quizá no quiere hacerlo, sabemos que él sabe va hacia su ocaso, pero con la dignidad y la satisfacción de haber contribuido con su madre: la naturaleza.

Se dirige ahora mismo hacia el ocaso de su vida para ser mar; donde para su tristeza y dolor depositará esa parte de civilización que le han encomendado: la basura plástica.

Una vez deje su lastre, renacerá, ya que en breve será nube, se dirigirá nuevamente a las montañas y se dejará caer como lluvia por los alrededores de la ciudad de humanos en civilización para, con sacrificio pero con orgullo, empezar a recoger nuevamente los despojos de la misma para transportarlos hacia la mar pir enesima, no sin antes esforzarse por diluirlos al máximo entre sus propias entrañas.

Los ríos son plásticos que corren al mar!!!

La mar será pantano.  Pantano de plástico. 







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