Seis y uno!!!
—Vos, Tavo, buenas tardes. ¿ya te enteraste?
—De qué, mi amigo? ¿Empezó la 3ra guerra mundial?
—No, vos. Se murió Miguel.
—¡No digas...¡ ¿Miguel, Miguel, nuestro cuate?
—Sí, vos. Miguel, el colochón.
—¡Ah la madre! ¿y qué diablos? ¿Qué le paso?
—No sé, vos. Su mamá me llamó hace unos momentos para avisarme, pero sin detalles sobre cómo o qué le pasó. Solo dijo lo velarán en Funerales San Sebastián, de zona 18, a partir de mediodía.
—Qué mala nota, mi amigo. Era buena nota aquel. Ya ves, y nunca volvimos a reunirnos, desde aquella vez... ¿cuándo fue que nos reunimos la ultima vez? ¿En tu casa?
—No. La última vez fue en la Bodeguita. Cuando llegaron Jaime y Efraín también.
—Ah si, tienes razón, estuvimos los siete; pero eso fue hace ya como 2 años atrás, ¿verdad?
—Sí, cuando Vinicio regresó de África.
—Sí, hombre. Y desde entonces, no nos reunimos. Y ahora, sin aquel. Ya ves. ¿Quién fue el que dijo en el chat que seguramente en el velorio de alguno de nosotros nos veríamos?
—Pues si no estoy mal, creo que fue Miguel precisamente.
—Ah la madre. Qué mala nota. No, no fue Miguel, veo en el chat en este instante que fue Efraín. Y, ¿ya le contaste a aquellos?
—No. Vos sos el primero al que llamo. Pero quería preguntarte, ¿hacemos coperacha para una corona?
—Ah la madre, qué triste. Imagina, de coronitas frías, que tanto insistí para reunirnos, pasamos a corona de flores. Pero ni modo. Claro mi amigo. ¿Vos te encargas o necesitas ayuda?
—No te preocupes. Yo la compro y después nos arreglamos.
—Bueno, está bien. Y mira, se le hizo a Efra entonces que en el velorio de alguno del grupo nos volveríamos a ver.
—Así es, mi amigo. Pero ni modo. ¿Quieres que pase por vos para ir al velorio? tipo tres de la tarde.
—¿Podrá ser como a las cuatro? Me harías un gran favor.
—Claro que sí mi amigo. Entonces paso por vos a las cuatro.
—Gracias vos, te espero.
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