28 horas!

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Señores, —dijo el diputado blandiendo al aire con su mano derecha un ejemplar de la Constitución Política de la República, 12 o 14 copias impresas en papel bond de mensajes en redes sociales y diversas paginas de publicaciones de prensa, dirigiéndose a sus compañeros en el congreso de la república en pleno, proponiendo otra iniciativa de ley, como le caracterizaba. 

Sabemos —continuó diciendo —que el tiempo hoy día es un bien escaso, sumamente escaso, y afecta a la población del país, en especial a la que habita ciudades y conglomerados urbanos altamente poblados y sin servicios adecuados, ni en cantidad ni en calidad, para la movilidad de sus habitantes, con lo que de media estos viven día a día dentro del tránsito, cerca de 3 horas en promedio (la redundancia es del diputado, no del escritor, que solo transcribe lo vivido). Tiempo que, fácilmente comprensible, es perdido por completo.
 
Por si fuese poco, los motores de la economía nacional, además de este honorable congreso (la imaginación es del diputado, no de este humilde escritor, que solo transcribe lo vivido): el comercio y la industria, se ven afectados por los consuetudinarios retrasos y no pocas ausencias de su personal en ese ir y venir, al igual que los consumidores, quienes ya se lo piensan hasta 3 o 4 veces antes de salir de sus casas y residencias a fin de evitar el caos diario al que miles son sometidos por la ineficiencia de las instituciones públicas responsables, y sus jefes. Y con ello, la reducción del consumo y, por ende, ingresos fiscales.

Por lo tanto y en tanto, y en virtud de lo expuesto, presento, honorable pleno, esta iniciativa de ley cuyo propósito es ampliar las horas del día de 24 que gozamos actualmente, a 28, una vez, 4 horas más, según hemos estimado con mi equipo de asesores y otros miembros de mi bancada, resultarán en un inmenso beneficio social y económico para el país, el cual el pueblo agradecerá eternamente.

Por supuesto, dado que debo señalar la fuente de los recursos indispensables para el propósito, cada minuto, honorable pleno, deberá tener aproximadamente 50 segundos. Una inversión mínima, como ven, pues 10 segundos, honorables diputados, señor presidente, nos los gastamos en ver un video de las burlas y críticas que algunos nos hacen, sin idea de lo que acá nos esforzamos por el bien del país.

En concreto, señores, mi propuesta es que, a partir de la aprobación de esta y su publicación en el diario oficial, el pueblo pueda disfrutar de 28 horas todos los días, de 60 minutos cada una, con una leve rebaja de 10 segundos en ellos. 

Señor presidente, honorable pleno, agradezco me hayan permitido exponer. Muchas gracias. 




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