... a été annulée


Les cuento, hoy tampoco hay cuento, una vez el escritor tuvo que salir inesperadamente para asistir a una reunión de grandes escritores en París, sin embargo, aprovechando que no está y que yo estoy acá, tostando cacao para hacer chocolate, les cuento. 

Entiendo, recibió una misiva con la invitación ayer por la mañana, luego que allá se enteraron y leyeron algunos de los cuentos y narrativas que él escribe y ustedes conocen. 

Los académicos allende el océano no vacilaron con extenderle la invitación, una vez querían conocer personalmente al autor de Día de mercado; Tita, la gotita; El Certamen Desierto, El Animal y tantos más que ustedes seguramente han leído. Aunque de no haberlo hecho aún, aprovechen ahora que él no escribe.

Pues bueno, de inmediato salió rumbo a Puerto Barrios, dado que temiéndole a las alturas, decidió ir en barco. De hecho, llevó su caña de pescar y su atarraya. Así que en este momento ha de encontrarse en medio del océano Atlántico, por fortuna sin acceso a la web, pues de lo contrario sería él quien escribiera y no yo. Lo que no sé decirles es si va cómodamente sentado a bordo o pescando o por el contrario, remando, una vez la embarcación en que salió no se veía muy, muy, ¿Cómo decir? ¿Muy resistente? Sí, de hecho, no era más un pequeño barco de madera un tanto destartalado, con chimenea al medio y a dos motores, aunque uno de ellos parecía no funcionar del todo. Y de tripulación, el capitán y dos marineros. De tal suerte, solo puedo desear que le esté yendo bien. El barco, por cierto, se llama Emperador. Como que está de moda ese nombre, ¿verdad? 

Disculpen un momento que se me está pasando de tueste el cacao. Lo meneó un tanto y sigo. Ya.  

Bueno, según escuché ayer mismo, antes de su salida, cuando él conversaba por teléfono con el capitán de la nave, si todo sale bien, llegarán mañana por la noche, bastante tarde o quizá en la madrugada del viernes, a La Rochelle, Port des Minimes, donde luego tomará el tren rumbo a París, para llegar justo a tiempo a La Ciudad Luz, ya que a las 3 de la tarde inicia su reunión. Y en cuanto la misma terminé, que según me dijo creía será al rededor de las 9 de la noche, saldrá de vuelta nuevamente en tren hacia La Rochelle, al mismo puerto, pero se quedará ahí el sábado para conocer algo de la rica historia cultural de ese lugar, que alguna fama posee.

El capitán y los dos marineros lo estarán esperando ahí en Port des Minimes, y quizá el mismo sábado por la noche emprendan regreso. A más tardar, domingo por la mañana, ya que el martes él tiene que estar acá a como dé lugar, aunque no sé por qué o para qué, pero así me dijo.

Un segundo por favor, debo menear el cacao.

Ok. Continúo. Ah, pero antes que se me olvide, me dijo también que en cuanto regrese les agradecerá a ustedes, sus lectores, todo el apoyo que le han brindado, así como sus comentarios. Él se emociona al leerlos. Les está muy agradecido. Pero, por favor, no vayan a decirle que se los conté, pues él quiere hacerlo personalmente. 

—ring, ring, ring. 

Discúlpenme un segundo. El teléfono está sonando. Moveré otro tanto el cacao. 

—¡Aló, buenas tardes! Disculpe, no le comprendo. ¿Qué dice? Ah, el escritor, sí, está es su casa. No, no está. Hmmm, no le entiendo, señor. Él se fue a París. Yo no entiendo francés, señor. ¡Yo no parle vou fransua...! Aló, ¿aló...?

Ah caray, colgaron. Era un tipo hablando en francés creo. Pero no sé qué quería. No le entendí. Ojalá no sea algún problema para él. Ya veremos. 

Ah, pues les decía que él está muy agradecido con ustedes, y con la gran pena de dos días ya de no hacerles llegar su narrativa o cuento del día, pues como saben, ayer fue una y hoy otra, y con esta, mañana tampoco, y quizá hasta el. Martes vuelva él a publicar, pero no teman; yo haré el esfuerzo de sustituirlo, aunque sé que es imposible. Su talento natural con la pluma, su lámpara dice él, para entretenerles, ni por asomo me pertenece, pero acá estoy, haciéndole por lograrlo. 

Ahora los dejo pues voy a investigar de qué pudo haber sido esa llamada. Ya me dejó con la inquietud. Decía de la reunión y algo como vendredi aeteanule o msßs o menos así. Iré con mi peluquero que es francés. Él, sin duda, podrá decirme.

Ah, el cacao ya está tostado parejo. Cuando regrese de donde Armand, el peluquero, lo pelaré. 

Hasta luego. 



Comentarios

  1. Que sabroso se oye el cacao tostado...gracias por contarnos otro cuento

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  2. Es un bonito cuento entre cacao y letras. Gracias

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  3. Interesante mezcla de cuento y cocina. Que rico cacao

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