¿Interesados?
El anuncio en la redes sociales me convenció. En realidad, la oferta era muy buena y no podía desperdiciarla, máxime que yo desde tiempo atrás estaba con la inquietud de comprarme un planeta. Así, en cuanto terminé de leer la publicidad y ver el tamaño y demás características, que incluso mostraba en fotografías sus espléndidas playas y frondosos bosques, tal como acá en la Tierra, aunque pequeños en aquel, llamé.
Me atendió Mario. Muy gentil y confiable, sin duda, un buen vendedor. Me mencionó que Koker, como le habían nombrado al planeta en venta, tenía incluso ríos y cerca de 5 cataratas. Aunque cuando le pregunté por volcanes, me confesó que no, que no había visto, pero era probable tuviera al otro lado, parte de Koker que aún no había sido posible escudriñar, pero que sin duda era el máximo atractivo de la oferta, una vez constituía toda una región de sorpresas inesperadas. Me mencionó que quizás podría encontrar ricos yacimientos de oro, diamantes e incluso de Torio, que será la panacea en pocos años, me dijo.
En relación con el precio, si bien lo sentí un tanto elevado al principio, tenía muchas facilidades, iniciando con el enganche fraccionado en 6 pagos de US$ 1,000.00 cada uno y luego cómodas mensualidades de $ 350.00, durante 48 meses. US$ 22,800.00 por todo un planeta, cuando acá en Guate eso vale una casa, pues terminó de convencerme.
Luego que me indicara la dirección de la oficina, llegué y de inmediato llenamos los documentos correspondientes, con mi abogado al lado, y finalmente me extendieron el certificado de compra venta, una vez terminara de pagarlo. ¡Qué ilusión! Máxime que se tenía previsto que en 22 años ya habría naves para poder llegar a él. Mi entusiasmo desbordaba. Le agradecí a mi abogado su acompañamiento y empecé a contarle a los amigos por el chat. Hasta los invité al churrasco que haría allá, en Koker, en 22 años. Incluso le puse fecha: el 5 de marzo. Al final de cuentas, 22 años se pasan volando.
Uno de los amigos me contestó con entusiasmo los mensajes, diciéndome que él pondría las cervezas. Otro, que el hielo, y así, fuimos reuniendo lo menester para el fiestón de inauguración. Hasta pastel de chocolate ofreció Juanita y chiles rellenos mi sobrina.
Yo ya caminaba hacia afuera de la oficina muy contento y además felicitado, enviando y recibiendo mensajes, cuando de pronto me entró la duda del precio del pasaje a Koker. Me volteé hacia Mario y le pregunté: 2 millones de dólares, por persona, dijo.
Créanme, el planeta Koker es divino, y lo tengo en venta. ¿Alguno interesado? Lo doy barato.
Que buen relato...lastimazel precio de los pasajes y tambien la,edad
ResponderEliminar22 años....
Jaaajaja...pequeño detalle
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